Los lunares fueron un clásico a lo largo de la historia de la moda. En la década del 50, figuras icónicas como Marilyn Monroe y Audrey Hepburn los elevaron al estatus de clásico atemporal. Hoy en día, las casas de moda más influyentes los reinterpretan con un giro moderno, incorporándolos en sus colecciones de invierno.
Este año, los polka dots se presentan en una versión más creativa. Se destacan en diversos tamaños y combinaciones de color, desde el clásico blanco y negro hasta tonos vibrantes como azul, rojo y verde. Blusas con mangas llamativas, vestidos midi fluidos y pantalones sastreros con contrastes son algunas de las prendas clave de esta tendencia. Los abrigos estampados también cobran protagonismo, aportando originalidad a los estilismos invernales. Asimismo, accesorios como bufandas, guantes y bolsos incorporan este patrón para quienes prefieren un toque sutil.
Su versatilidad los convierte en un estampado fácil de adaptar. Los tonos neutros como beige, gris o negro potencian la estampa mientras que quienes buscan una estética más vanguardista, pueden experimentar con texturas como cuero o denim.
La diseñadora Carolina Herrera lo ha expresado claramente: “Un vestido a lunares es una pieza esencial en cualquier armario”. Este invierno, su presencia reafirma esa idea, conquistando pasarelas y guardarropas con estilo y personalidad.
