
¿Cómo surge Café Casa Tr3s?
Se desocupó la casa de una esquina que todos conocemos, una pasada obligada para todo el pueblo, que todos coincidíamos que era el lugar ideal para hacer algo. En la comunidad hay un montón de artistas, hay muchas propuestas bellísimas, y queríamos tener un espacio que fuera un lugar de encuentro, una casa abierta para todos.
Nos empezamos a juntar un par de locos para ver cómo podíamos hacer para que funcionara, porque no es tan fácil sostener económicamente estos espacios de encuentro cultural. Y como dentro de la cultura, obviamente, entra la comida, ahí me involucré yo y surgió esta idea de poner un restaurante-café y espacio cultural, que se apoye una cosa con la otra y que sea algo copado para todos. En la antroposofía, que es como la guía de las escuelas Waldorf, todo está trimembrado: cuerpo, alma y espíritu. De ahí se desprenden un montón de cosas para analizar y el nombre surge por ese lado.
Trabajaste con Juliana López May, ¿qué aprendiste de ella que apliques actualmente en este proyecto?
Trabajar con Juli me encantó, me abrió una puerta enorme, estuvo espectacular y todavía tenemos un vínculo re lindo. Es muy sabia, una gran maestra. Aprendí muchísimo laburando con ella, principalmente de la simpleza, trabajar lo simple y lo variado a la vez. Más allá de ser mi trabajo, yo también alimento a mis pequeñines, me importa mucho eso, lo variado, lo local y lo orgánico. Que puedan probar, experimentar sabores, texturas, colores. Eso creo que me lo trajo la maternidad y que Juliana también tuvo mucho que ver.
¿En qué se basa el menú de Café Casa Tr3s?
La idea siempre fue que hubiera producto de estación, frescura, poder comprarles lo máximo posible a productores locales, ir armando carta con lo que el pueblo consume acá. Lo definiría como cocina de hogar, de madre, de abuela. El objetivo es que quienes vengan a comer sientan que están comiendo algo que nutre y que está rico.