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    El palacio coreano que se esconde en el centro de Buenos Aires: cómo y cuándo visitarlo gratis

    En pleno centro porteño, sobre la calle Maipú al 900, hay un edificio que detiene el tiempo: una casona señorial de estilo francés, con techos ornamentados, escaleras monumentales y molduras originales. Pero al cruzar el umbral, la atmósfera cambia: trajes típicos coreanos, muebles tradicionales y arte contemporáneo de Corea del Sur conviven en perfecta armonía.

    Así es el Palacio Bencich, sede del Centro Cultural Coreano en Buenos Aires, un espacio que invita a descubrir otra mirada sobre el arte, la arquitectura y la cultura asiática. Y lo mejor: se puede visitar gratis.

    Construido en 1914 por los arquitectos Eduardo M. Lanús y Pablo Hary, el palacio fue originalmente la residencia de la familia Hunter, y luego pasó a manos de los hermanos Bencich, reconocidos desarrolladores inmobiliarios de la época. La arquitectura está fuertemente influenciada por el estilo Beaux-Arts, una corriente francesa que dejó su huella en varios edificios emblemáticos de la ciudad.

    Desde 2018, este edificio elegante y sobrio alberga el Centro Cultural Coreano, que funciona como puente entre Corea del Sur y América Latina. El contraste entre la opulencia francesa de principios del siglo XX y la estética minimalista y simbólica de la cultura coreana genera una experiencia única.

    El centro ofrece una agenda variada y abierta a todo el público. Se dictan clases de idioma coreano, talleres de cocina tradicional, danza, caligrafía y arte, además de festivales culturales, ciclos de cine y encuentros literarios. También hay exposiciones permanentes de diseño y objetos típicos, como los trajes hanbok y la arquitectura hanok, en diálogo con la arquitectura original del palacio.

    Las visitas guiadas gratuitas son una oportunidad ideal para recorrer el interior del palacio, conocer su historia y descubrir cómo se transformó en uno de los principales centros culturales asiáticos del país.

    Durante el recorrido, vas a poder explorar salones originales, observar de cerca piezas traídas de Corea del Sur y entender el espíritu que guía esta fusión entre dos culturas tan distintas como complementarias.

    Las visitas se realizan tres veces por mes, con cupos limitados, y requieren inscripción previa a través de un formulario online.

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