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    Mujeres imprescindibles para la independencia: estas son las revolucionarias ignoradas por la historia

    Durante siglos, la historia oficial silenció o minimizó el papel de las mujeres en los procesos revolucionarios. Sin embargo, el libro Las mujeres de la Revolución (editorial edhasa),compilado por Beatriz Bragoni, nos invita a mirar más allá de los próceres y batallas para descubrir a las verdaderas protagonistas invisibilizadas del Río de la Plata y sus alrededores.

    Esta obra reúne a historiadoras y antropólogas que reconstruyen las vidas de mujeres que, desde distintos orígenes y clases sociales, desafiaron las normas de su tiempo y dejaron una huella imborrable en la historia.

    Bragoni es una destacada historiadora, con doctorado en historia por la Universidad de Buenos Aires. Se desempeña como investigadora principal del CONICET y es profesora titular en la Universidad Nacional de Cuyo, además de ser Miembro de Número de la Academia Nacional de la Historia. Su trabajo de investigación se centra en temas como los actores de la revolución, la formación del sistema federal argentino, las dirigencias provinciales y la configuración de las mitologías nacionales. En este libro, Bragoni es la editora y autora de la Introducción, donde articula las distintas historias de mujeres reunidas y explica la consigna que fundamentó la obra: “Mujeres en revolución”.

    Revoluciones de independencia en el Río de la Plata y otras regiones de Sudamérica

    El libro explora las diversas a invisibilizadas contribuciones de las mujeres a las revoluciones de independencia en el Río de la Plata y otras regiones de Sudamérica, más allá de las figuras heroicas conocidas. Se examina cómo las mujeres de diferentes estratos sociales, desde la élite hasta las campesinas y esclavizadas, participaron activamente, a pesar de un marco legal que las consideraba incapaces y un ideal de feminidad centrado en lo doméstico.

    Las fuentes ilustran la participación femenina en el comercio, la guerra, la política y la diplomacia interétnica, muchas veces enfrentando violencia y persecución. El texto también destaca cómo los contextos revolucionarios alteraron las normas de género y cómo las mujeres utilizaron los discursos emergentes para defender sus derechos y los de sus familias.

    Por todo esto el libro resulta valioso, porque subraya la importancia de incorporar estas historias femeninas para una comprensión más completa y menos androcéntrica de los procesos independentistas y la formación de las naciones.

    Conocida como “la madre de la patria”, fue una mujer afrodescendiente que luchó en el frente de batalla, curó heridos y resistió la esclavitud, la pobreza y la prisión. Su historia interpela el relato nacional androcéntrico y eurocéntrico, y nos recuerda que la libertad también se construyó desde los márgenes.

    También afrodescendiente, su vida permite entender cómo las mujeres esclavizadas en Buenos Aires vivieron la revolución. Supo usar las normas de su tiempo para buscar su libertad y construir una vida propia, desafiando las estructuras sociales y raciales.

    Ambas cacicas pehuenches jugaron un rol clave en la diplomacia fronteriza. Aunque los registros coloniales intentaron invisibilizarlas, sus intervenciones en parlamentos y tratados muestran que las mujeres indígenas también fueron protagonistas políticas.

    Desde la élite paraguaya, fue una figura central en la revolución de su país. Aunque no dejó documentos escritos, su rol estratégico fue tan relevante que hoy es reconocida como prócer nacional.

    Hermana del caudillo Martín Miguel de Güemes, tejió alianzas y medió en conflictos políticos y familiares. Su figura, reconstruida a través de terceros, revela el poder de las mujeres en la política informal.

    Gertrudis Amores, Juana Pueyrredón, Saturnina Otálora, Ángela Baudrix y Melchora Rodríguez, entre otras, salieron del ámbito doméstico para defender a sus familias en medio de la violencia política. Su accionar marcó un antes y un después en la relación entre mujeres y política.

    Durante la ocupación lusitana, mujeres como Ana Seco y las familias Urives, Obes y Maturanas actuaron como espías y transmisoras de información. Su “charla” cotidiana se volvió una herramienta política.

    María Isabel, Leopoldina y Carlota Joaquina fueron piezas clave en los planes contrarrevolucionarios. Aunque sus roles estaban marcados por los mandatos dinásticos, sus cartas revelan ambiciones, miedos y estrategias en un mundo en transformación.

    En las cartas de María Guadalupe Cuenca, esposa de Mariano Moreno, se refleja la dimensión íntima de la revolución: el desarraigo, la soledad y el miedo. Aunque no actuó en la esfera pública, su voz nos conecta con las emociones de una época convulsionada.

    Estas mujeres no solo acompañaron la revolución: la hicieron posible. Hoy, sus historias nos invitan a repensar el pasado desde una mirada más justa, inclusiva y feminista.

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