
Agnes y Ada son personas sumamente diferentes, y, sin embargo, hay mucha ternura y comprensión entre ellas. ¿Qué creen que nos dice su relación sobre la hermandad y las dinámicas entre hermanas?
Cynthia Nixon: Bueno, yo soy hija única, pero algo que he observado y leído es que cuando una es la segunda hija, tu personalidad se forma casi como en oposición a la de la mayor. Así que, naturalmente, te volvés lo opuesto. Si una es fuerte, la otra es temerosa. Si una es segura, la otra duda. Si una es fría, la otra es cálida. Entonces creo que hay una especie de simbiosis, una tensión constante sobre cómo ser y qué pensar. Pero creo que Ada no sería Ada si no hubiera sido la hermana menor de Agnes.
Christine Baranski: Sí, habla mucho de la complejidad de cualquier relación humana, pero en especial de la relación entre hermanos. Y si los hermanos pueden resolver sus diferencias, hay esperanza para la humanidad. Porque es una relación muy íntima: compartiste el útero con esa persona y después compartís la vida. Como dijo Cynthia, las personalidades se definen, hay dinámicas de poder… pero lo que me encanta son esos momentos entre Ada y Agnes en los que se abre una pequeña ventana y se ve el afecto, el amor profundo, la lealtad feroz. Es algo natural entre ellas: discuten, compiten, así son las hermanas… pero debajo de todo eso hay muchísimo amor. Habla de lo complicados que somos los seres humanos cuando intentamos convivir.
Y, desde la primera temporada a la actual, la relación ha cambiado mucho. ¿Qué es lo interesante de explorar ese vínculo?
Christine Baranski: Fue un verdadero regalo lo que escribió Julian. Esta idea de que soy la figura de autoridad, acostumbrada a que todo se haga a mi manera, desde una visión muy tradicional. Y de pronto, que todo cambie tan radicalmente, nos da muchísimo material para explorar cómo se van adaptando en la convivencia. Es muy emotivo, pero también tiene un costado divertido ver cómo Agnes pierde su lugar y Ada intenta tomar las riendas.
Cynthia Nixon: Claro. Como espectador, uno no quiere ver a los personajes hacer siempre lo mismo o solo aquello que ya saben hacer. Como en la vida: si cada día repetís lo mismo, ¿para qué vivimos? Necesitamos desafiarnos. Y en esta temporada es muy divertido ver a estas dos mujeres en roles completamente nuevos, tanto en la casa como en la sociedad, luchando por aprender algo para lo que no fueron educadas.
¿Y cómo fue trabajar esa evolución juntas y qué les pareció lo más interesante como actrices?
Christine Baranski: Yo diría que lo más importante fue no hacer que todo ocurriera de golpe. Por ejemplo, en el primer episodio, discutimos por cosas aparentemente pequeñas: no podés usar mi vajilla, quién decide el menú, por qué hay tantas sillas… Cosas que parecen triviales, pero que a mí me irritan muchísimo. Y eso se va acumulando. No querés que desde el principio parezca un conflicto enorme, sino que se construya con pequeños momentos.
Cynthia Nixon: Y además, es muy difícil estar a cargo cuando nunca lo estuviste, ni siquiera de tu propia vida. Pero lo que lo hace aún más difícil para Ada es sentirse observada por Agnes. Una vez me eligieron para interpretar a Eleanor Roosevelt y fue un desafío tremendo, pero lo peor era que Jane Alexander, quien ya había interpretado a Eleanor magistralmente, iba a ser mi suegra en la historia. Jane fue siempre muy amable, pero cada vez que estaba en el set, yo solo quería desaparecer.
Christine Baranski: Ese es un punto muy válido. No solo es difícil asumir ese nuevo rol, sino que además tenés a alguien que lo sabe hacer muy bien, mirándote todo el tiempo.